El ambiente de confianza y complicidad que ellos ayudan a generar en el momento de tu parto, es algo impagable, te dejan empoderar de tu parto de tal forma, que hay momentos en los que sientes que solo estás ahí tú con tu pareja, haciendo que el bebé que viene en camino pueda llegar a este mundo.
Te hacen sentir súper poderosa, quedas con una sensación exquisita de satisfacción de poder conocer tu cuerpo a tal nivel, que puedes soportar las contracciones y poder hacer el trabajo de parto como algo natural, sin condicionar posiciones ni tiempos, sólo guiando, estando, acompañando.
Creo no haberlos escuchado en todo el parto, sólo recuerdo verlos mirarse con esos ojos cómplices que hacen que sean únicos, se comunicaban así dentro del pabellón, mientras nos daban nuestro tiempo.
Fue un parto único para nosotros, algo que volveríamos a repetir felices si es que nuestra vida es bendecida con otro hijo.
Este parto fue mágico, siento que tengo tantas palabras lindas para describirlo, que puede sonar exagerado, pero solo hay que vivirlo para saber lo que se genera en este momento.
Por lo demás, mi recuperación fue espectacular, nunca sentí algún malestar. Me fui a casa súper orientada en los cuidados, tanto de mi recién nacido como míos. Nuestra familia está eternamente agradecida del trabajo que realizado con tanto amor, entrega y vocación por este maravilloso matrimonio.